¡Qué duro es despertarse por las mañanas! Te enfadas hasta con el reloj por hacer su función. Hoy te contaré la historia de un despertador que vivía en el mundo de los huevos dormidos. Creo que es una historia que se enfoca en la capacidad que tiene el ser humano para cambiar su rol si así decide hacerlo.
Dafi, era un despertador que podía ver qué lazo era el que hacía que un huevo permaneciera dormido. A veces los lazos eran creencias sociales, otros eran herencias, personas que no soltaban, preocupaciones, miedos… Los filtros o lazos eran infinitos. Para despertarlos, Dafi lo que hacía era quitarlos o moverlos. Algunas personas se violentaban porque no querían ser despertadas, otras lo apagaban y otras se despertaban a regañadientes.
Un día Dafi fue a su jefe y le dijo:
—Renuncio.
—¿Qué dices? ¿Por qué? Es tu trabajo…
—No pienso despertar a nadie. Me he cansado de que se enfaden conmigo, de que me apaguen cada dos por tres y de que incluso me lancen para evitar que no suene la alarma…
—¿Y qué vas a hacer?
—Ya lo verás…
Dafi pasó tiempo en huelga y vio cómo algunos huevos humanos despertaban solos. En ese momento uno de ellos le dijo al despertador:
—Hay muchos que duermen… ¿Qué son esos lazos? No lo entiendo… ¿Somos esclavos?
—Si me dejas te lo puedo explicar…
Dafi sabía que no era fácil despertar de golpe en el mundo de los dormidos porque hay tanto caos que necesitas a alguien que te explique poco a poco los lazos o filtros que ves. Ese iba a ser su nuevo trabajo, acoger y orientar a los que despiertan y respetar a los que desean seguir durmiendo, pues sabía que no todos los huevos eclosionan al mismo tiempo.
Ya no era un reloj, era un orientador de almas despiertas.