Cuando era pequeña, jamás entendí esta pregunta. Siempre que me la hacían pensaba: «¡Qué adultos tan raros, miden, pesan y comparan el amor, ni que el amor por las personas fueran simples kilos de patatas! Dame 5,5 kg de amor de madre y 6,75 de padre por favor…. Con lo inmenso que es el amor y compiten, reduciéndolo y perdiendo lo más valioso, la fortuna de sentirlo en su magnitud». Claro, como renacuaja, tenía claro que todo esto un adulto no lo iba a entender porque se burlan de cosas que no comprenden. Así que mi respuesta era a los dos por igual o en función de quien me preguntara nombraba a un progenitor u a otro. Qué triste es pesar el amor en una balanza y decidir por cantidad… Con qué poco se conforman algunos humanos.
Era triste porque para mí no había mayor bendición que nutrirme de todo tipo de amor y no hablo solo de aquellos que nos dieron la vida. Se nos enseña a través de los medios a limitar el amor con solo el de la pareja o el de los padres y no hay mayor honor que disfrutar del amor de todo eso más, el amor por los hermanos, el amor de los hijos, el amor por la naturaleza, el amor por lo que vemos, el amor por los animales, el amor por el hogar, el amor por tu vida, el amor por el tiempo que tienes, el amor por cada proyecto, el amor hasta del propio cambio, el amor por tu riqueza, el amor por lo básico, el amor por lo que decides estudiar, el amor por cuidar tu salud… Hay tanto, que es realmente triste reducirlo. Tener la suerte de que te amen sin elegirlo es aceptar que recibes amor de todo lo que te rodea pudiendo verlo de verdad y creo que es lo más maravilloso que te puede pasar.
¡Ups! Creo que rompí el peso… el amor no se pesa, ni es negocio.