Esa pregunta me pilló desprevenida, pero la agradecí. Normalmente cuando me encuentro a personas que hace mucho que no veo, suelen preguntarme lo mismo (situación laboral, sentimental o económica incluso). Pero es bonito que alguien te pregunte si eres feliz con la vida que llevas y lo mejor es responderle que sí con total rotundidad. Su respuesta fue: me alegro, eso es lo que quería escuchar. Con relación a este tema creo que hace unos años una amiga me dio una gran lección (porque entonces no veía las cosas igual que las veo ahora). Esa amiga tiene un sobrino muy adorable y recuerdo que le dije:
—¿No tienes curiosidad en ver en qué se convertirá?
Y me dijo con total seguridad:
—No, yo solo me fijo en que es feliz jugando conmigo ahora mismo.
Me hizo ver muchas cosas en un momento. En primer lugar, la relevancia que le damos a las expectativas volcadas en el otro y en lo necesario que es dejarlas a un segundo plano. Y lo importante que es disfrutar de la emoción en el momento presente para una vida plena. Mañana no lo sé (en función de miles de variables y posibilidades), pero hoy sí, decido vivir la vida que me hace feliz.
¿Qué es tener una vida feliz? Para cada persona es diferente. Para mí implica tranquilidad y libertad. Supone saber en qué lugar estoy en cada momento (porque es gratificante caminar entre el caos con pies de plomo para no volar o con equipo de buceo para sobrellevar las corrientes). Implica tomar conciencia de todo lo que el entorno ofrece y elegir minuciosamente cada paso que doy (hasta elegir mis propios horarios). Quizás en otra década de mi vida, las prioridades eran otras pero las de ahora, son perfectas tal y como son. Quizás no quiera cosas tan concretas porque las generales ya me encajan con exactitud.