¡Estaba emocionada! Era la primera vez que iban a hacerme un traje a medida. Las otras veces eran trajes muy concretos o con un color que no podía escoger. La modista me dijo:
—¿Cómo lo quieres? Tengo muchas tallas.
—No quiero otras tallas. Quiero algo muy concreto.
—Soy toda oídos.
—Quiero uno que no me ahogue, con el que ir cómoda y natural, elegante pero sin pasarse, que su riqueza sea la tranquilidad y que el tiempo no exista para sus costuras ni proyectos. ¡Ah si! Además, deseo que tenga datos ilimitados para amar al otro libre sin apego ni posesión. Quiero que me permita explorar miles de posibilidades y ver hasta dónde puede llegar su poder de creación.
—¿Me podrías hablar más de su forma? — me dijo la costurera animada.
—Mmm… Creo que ya he vivido en muchos trajes de vida y muchos conceptos que se heredan en ellos y por eso, te pido que no tenga herencia o que si la tiene, sea para trascenderla y evolucionar. Creo que cuanto menos pese más ligera caminaré y por eso no quiero ni ataduras ni botones, no por falta de responsabilidad sino por justo lo contrario, una toma de conciencia tan brutal que hasta la realidad que está por venir nos va a superar.
—¿Quieres que sea largo o corto?
—Largo. Tengo muchas cosas que hacer y para eso necesitaré un tiempo largo.
—¿Qué tela quieres?
—Una de calidad. A la larga, lo barato sale caro. Sé que muchas cosas voy a perder por esta decisión, pero aprenderé a soltar y eso es vital para despertar.
—¿Te pongo cremallera?
—Sí, para que cuando mi fe quiera escaparse, cerrarle la posibilidad.
—Muy bien, en unas semanas lo tendrás. ¿Algo más?
—Dale un par de retos, pues pronto llegaré a la Tierra con ese traje para experimentar.
—Muy bien, veo que lo tienes claro. Quiero regalarte algo. —me dijo la costurera sonriendo.
—¿El qué? —le dije con curiosidad.
—Te regalo una carta muy especial. Concretamente un as para que en cualquier situación difícil la puedas usar.
—¿Por qué me das algo tan especial?
—Porque no todo traje puede guardar un as bajo la manga y las tuyas tienen esa capacidad. Nunca olvides lo que te voy a decir. Si un traje de la vida no te favorece es que no está hecho a medida. Muchos intentarán hacerte trueque y cambiarlo por los suyos. ¡No lo hagas! Porque ninguno te vendrá tan bien como este y creo que una de tus primeras lecciones de esto tratará… Por último, ¿de qué color lo quieres?
—Negro para poder caminar entre las sombras sin ser vista por los depredadores, porque la noche, será mi hogar, ya que una de mis lecciones, no será aprender de la luz, sino de la oscuridad para poder guiar a aquellos que se pierden en ella.