Siempre he escuchado que las pasiones eran peligrosas. Bueno depende de dónde vengan. Si escuchas bien a tu intuición ella te guía hacia dónde debes ir o hacia dónde no. ¿Nunca te ha pasado que te has alejado de un sitio porque había un ‘no se qué’ que te decía que no era sano? Pasa lo mismo al revés. La llamada de una verdadera pasión o del poder de la fe no se puede frenar ni anular tan fácilmente. Sobre todo para aquella persona que sí sabe escuchar. Su poder de atracción es tan fuerte que o bien te duele resistirte a ella o te dejas guiar por su grado de fuerza.
Para mí la fe es como una gran corriente de energía donde me encuentro a flote. Es un momento clave donde decido si sentir su energía y aprovechar su movimiento o seguir (por miedo y control) nadando a contracorriente.
Como joven aprendiz de una vida tan cambiante, creo que la pasión despierta en un momento de claridad, donde le has permitido manifestarse y es ahí, donde ya no hay vuelta atrás, porque tiene tal fuerza que solo puedes seguir su camino, a base de corazonadas.