Hace tiempo que la escribí y la guardé en un sobre donde puse: abrir en 2030. Es un ejercicio que me hizo un mentor y del que no puedo estar más agradecida. A mi yo le escribí muchas cosas, pero algo que me acuerdo (de forma concreta) es: «No sé qué habrás hecho, pero hoy, uno de mis deseos y tuyos futuros es ir a Egipto. Si lo has hecho gracias por cumplirlo, sino… ¿A qué leches estás esperando? ¡Vete ya! Me da igual que tengas 40 que 50 que 80, eso para ti, nunca ha sido un límite…»
Esa carta la escribí el año pasado con la intención de darme un regalo o un jarronazo de realidad de cómo es mi visión actual y de cómo será cuando la relea llegado el momento. Me fijo que sin querer le doy caña a mi yo futuro incluso en una carta. Le escribí muchas cosas y ha sido un ejercicio interesante dónde preguntarme:
¿Qué le diría a mi yo de dentro de 10 años? ¿En qué quisiera que se convirtiera? ¿Qué quiero que haya conseguido y si no lo ha hecho qué le diría? Si quiero darle lo mejor, ¿qué le recomiendo ahora mismo? ¿Lo seguirá o habrá tomado un camino alternativo para llegar a ello?