Y el éxito siempre irá contigo. No hablo de la ropa, sino de todo aquello que has logrado y logras cada día. Todos esos cambios para mejorar y todas esas ganas que tienes de probarte a ti mismo/a. Hay veces que voy a mi armario emocional y pienso: «Hoy quiero ponerme mi cabezonería para seguir el camino que de verdad deseo, quiero ponerme encima el miedo para que me frene a no forzar lo que no es para mí, quiero vestirme de pasión para que nada detenga mi libertad…Siempre eligiendo lo que me favorece» Hay tantas prendas tan maravillosas que miro mi reflejo en el espejo, reconociéndome completa, sin tener que hacerlo a través de ninguna otra persona.
Me vestí de éxito el día que decidí que no tenía otra cosa más importante que hacer que auto conocerme y que mi tiempo de vida (como mortal), era verdaderamente limitado. Me vestí de plenitud cuando asumí que quizás mi misión de vida no era la de formar una nueva familia, sino la de disfrutar de la que ya tenía (pues el tiempo es oro) y que solo quizás, seguir ese camino me iba a llevar a la soledad (pues iba a preferir eso, a relaciones a medias que no me llenaran intelectual ni emocionalmente).
No me cierro a cambiar mi punto de vista porque nunca se puede decir de esa agua no beberé, pero por lo menos ahora, sé que estoy dispuesta y entregada al amor de mis retos personales, que no tengo miedo o si lo tengo, lo uso como guardián, que estaré donde deba estar y que confío ciegamente en la intuición, porque me abre los senderos correctos.
Así como es dentro, es fuera. Vístete de éxito y conectarás tu interior, con el exterior.
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