¿Crees que has fracasado en tu matrimonio? ¿Te sientes fracasado/a porque un negocio cerró? ¿Llevas el peso del fracaso como un latigazo al haber perdido tanto dinero?
Me gusta mucho pensar en los cocoteros. Los cocoteros cuando son asolados por una horrible tormenta sueltan los cocos. ¡Qué horrible es perder los frutos! Pero lo que el cocotero no ve es que como árbol, no cae porque sus raíces son tan profundas que no lo van a permitir. Además, los cocos que ha soltado van a encontrar su lugar para echar raíces y crecer tan fuerte como lo es ese cocotero.
Cuando era pequeña más de una vez les hubiera lanzado un coco a la cabeza (como una cavernícola) a todas esas personas que me contaban sus historias para que despertaran, pero no lo hacía porque entonces me llamaban «rara» o no me entendían. Qué doloroso era para mí ver como la palabra «fracaso» podía llevar a alguien a la depresión y a perder la confianza en sí mismos (ojalá hubiera podido prestarles mis gafas para que vieran el talento que tenían). Creía que uno de los aprendizajes del fracaso tenía relación con la confianza. Al escuchar de peque, siempre pensaba: «qué seres humanos más extraños, se deterioran con el fracaso cuando no ven que solo es un cambio de rumbo que sí o sí hace falta y que es ahí cuando solo deben confiar en la vida.» Años después aún lo reafirmé más. Si no hubiera fracasado en ciertos aspectos de mi vida no hubiera ido por otros lugares y no hubiera conocido a otras personas a las que he podido ayudar y me han ayudado en puntos clave de mi existencia. A veces nos anclamos a lo que hemos perdido sin darnos cuenta que formamos parte de una red de interconexiones, que no todo el mundo va a acabar el camino a nuestro lado y que cada uno tiene su momento y su lugar tanto para enseñar como para ser enseñado. Soltamos frutos sin ver que después volverán a venir otro tipo de frutos, quizás menos superficiales y con un amor mucho más profundo.
Hay cocos que están hechos para crecer a nuestro lado y otros que lo tendrán que hacer en la lejanía.
¡Sé un coco y un cocotero! ¡Confía en la vida!