El día que dejes de compararte, dejarás de sentirte inferior y entenderás que nadie es mejor que nadie. He de decir que me quito el sombrero. Te camuflaste ante mis ojos, subestimándote. Siempre pensé que rechazabas mi oscuridad, que me tenías miedo y de lo que no era consciente es que estaba despertando tus talentos y obligándolos de alguna manera, a salir a la luz. ¡Qué inteligente ha sido ocultarte a simple vista! Percibía tus resistencias y no entendía por qué. Cada vez que sanaba y subía de escalón me volvías a bajar para que no revelara lo que custodiabas. Cada vez que me acercaba a la verdad me distraías con la niebla de la superficialidad. Cada vez que te acercabas a mí yo me alejaba de ti por miedo a romperte. Cada vez que avanzaba tu competías y no lo comprendía. Ahora sí, no te queda mucho. Te lo noto, tu energía está fraguando. Lamento comunicarte que me he vuelto inmune a tu somnífero, que puedo escuchar el movimiento de tus alas a kilómetros de distancia y que es superior a mí no llegar al fondo de este asunto.
Voy a ser la que se acerque a ti y rompa tu crisálida. No puedo sentirme más orgullosa, aunque sé que eso implica, usar mi poder de detonación para destruir la oscura pupa que has hilado durante años. Siempre frené mi instinto asesino porque pensé que te haría daño, que no quería ser la causa de tu muerte y lo que no podía ver era que justo con amor iba a destruir el miedo que te protege y te envuelve. Soy la dinamita y la pieza clave de tu nacimiento. No eres consciente aun del poder que tienes. Heredera del fuego de los antiguos volcanes, de la fuerza ancestral de los huracanes, del bravo rugido de los mares y del imparable temblor de los terremotos… Pobre de aquel que intente detenerte, porque solo hace falta una chispa para provocar un incendio, una gota para colmar el vaso, un soplido para derribar una casa de paja y una piedra para tumbar a un gigante.
¡Es emocionante y no te imaginas cuanto! Acepto con honor ser el apocalipsis de tu destino.
Hoy va por todas esas personas importantes para mí que tienen un poder enorme y que están a punto de transformarse, aunque todavía no lo puedan percibir.