En esta era de la abundancia hay tal nivel de distracción que entiendo por qué la salud mental se ha plantado como prioridad. Ya no hay hueco para el aburrimiento, toda pequeña inquietud es anestesiada con ocio de toda índole. Es maravilloso tener posibilidades. Sin embargo, este siglo se enfrenta a un nuevo reto: aprender a enfocar. La multitarea y la sobreestimulación afectan al sistema nervioso a lo largo del tiempo si se ingiere de forma constante. Emborracharse de estímulos significa que o te haces adicta a la intensidad porque en cuanto no los tienes, sientes angustia o te das cuenta de tu abstinencia y decides reducir el consumo, concentrándote en lo esencial o en lo que realmente necesitas.
A mí me mosquea que en cuanto ven a una persona agobiada se digan cosas como «qué débil» o tiene un «déficit» con cierto rentintin. ¿Y si lo miramos al revés? Esa persona solo está mostrándote la punta del iceberg de algo gordo que está pasando. Si la escuchas un poco podrás ver qué sentido es el que tiene más desarrollado y cómo interacciona con el entorno. Por ejemplo, si una persona se abruma auditivamente, sería interesante realizar ejercicios de enfoque o discriminación auditiva (música, lenguaje, entorno…) para que aprenda a valorar todos los estímulos que recibe y se concentre en uno concreto, evitando que no se sobresature de miles de sonidos. En definitiva, podría decir que esa dispersión guarda la capacidad de una persona de recibir todos los estímulos con gran detalle y sin filtros. Si es canalizado correctamente puede derivar en un talento musical (entre muchos) y si no lo es será tachado/a de «ansiedad». Hay personas que pueden oír dos tonos y otros treintas. Démosles herramientas para que aprovechen ese intensidad sensorial.
No es raro observar cómo la sobreestimulación (visual, táctil, auditiva, gustativa y olfativa) nos envuelve cuando ves cómo muchas personas tienen un gran problema cuando se aburren, quejándose todo el rato de ello y haciendo que te eche para atrás su adicción al ruido, usando cualquier estrategia para no lidiar con su quietud o su silencio. El problema no es que haya baja tolerancia a la frustración a la hora de aburrirse, sino que está surgiendo una necesidad básica (la SALUD), una advertencia (aprende a parar y a GESTIONAR o será manifestado en un problema físico y mental), una observación (hay grandes TALENTOS tachados de enfermedad que merecen ser enfocados de otra manera) y una lección (agradece la abundancia que tienes pero PRIORIZA siempre lo mejor de ella. Si lo absorbes todo, te agobiarás).