El patito feo no tiene un rol fácil, lidia con la burla y con el desprecio ajeno. Sin embargo, ese mismo rechazo es su gran fortaleza porque le permite observar quién puede amarlo de verdad por lo que es y no por lo que posee. Creo que siempre me he negado a ser un hermoso cisne porque es muy ventajoso mostrar un diamante en bruto y percibir quién tiene la capacidad de valorarlo y quién no. Ya no es tanto el hecho de valorarte a ti sino el de poner un colador emocional de personas sanas o tóxicas.
Para mí ha sido super importante tomar conciencia sobre cómo lo feo acaba siendo bonito en la mirada correcta. No se trata de rencor ni de no dar oportunidades, pero no hay nada que odie más que la hipocresía, la superficialidad y las personas interesadas, van al son del viento y te llaman exclusivamente cuando necesitan algo, sino, no existes para ellos. Por tanto, el patito feo siempre guarda un gran as bajo la manga y es el de tener el poder de autoregalarse personas vitamina y eso es una fortuna que nadie se puede imaginar porque no todo el mundo estará dispuesto a cambiar la cantidad por la calidad.
Adoraba y adoro ese cuento.
«Gracias patito feo por ser mi guardián más preciado por llenarte de cenizas para que no todo el mundo pueda ver tus blancas alas y porque me has hecho ver el rechazo como una bendición. No me dejes nunca».