Eso es lo que le digo a un problema cada vez que aparece. Tener la capacidad de buscar soluciones y de priorizar como arma hace que cada bala sea mi estabilizador más potente en un mundo tan lleno de estimulación. Es imposible autocuidarse sin aprender a trabajar la atención, la priorización y por ende, la resolución. Las soluciones ya sean mejor o peor son las que rompen cualquier límite y te ayudan a regular el estrés (la enfermedad más letal de este siglo).
Así que apunta, respira con serenidad, observa dónde está el punto ciego de ese problema con plena atención, concéntrate y… dispara.
Hay una vida que seguir y una alma imparable a la que no puedes frenar.