Es maravilloso empatizar y ayudar a aquellos/as que necesitan que les eches una mano. Pero… Hoy hablaré sobre la importancia que tiene cortarles el grifo a algunas personas. No hay nada más desgastante que dar y dar vaciando tu energía en seres que no tienen fondo. No solo se nutren de ti sino que además acaban convirtiendo tu abundante estanque en su propio reflejo de escasez y vacío. Los humanos conectamos a través de esos grifos. Los abrimos para compartir nuestros campos de energía, para estabilizarnos y para regenerar nuestras vibraciones.
Creo que el día que decidí cerrar la llave de paso de algunos, me di cuenta de cómo cada gota no dada en cosas innecesarias recalibraba mi ser y me daban una enorme abundancia. Ese día fue crucial para aprender a administrar mejor mi agua emocional. También decir que no todo es tan sencillo. El poder de cortar el grifo también tiene una gran consecuencia y es despertar las resistencias de aquellos que no quieren responsabilizarse de sí mismos ni elegir su propio camino ni trabajar su falta de confianza. Una de las frases con las que me encontré tras esa decisión fue: «Si me quisieras, me ayudarías». No solo es perverso para mí usar el amor como manipulación (porque solo muestra egoísmo puro y duro) sino la observación de cómo muchas personas, depositan o delegan en el otro la tarea de hacerse cargo de sus propias historias. Solo con el tiempo he podido grabarme a fuego que no hay mayor acto de amor que confiar en la capacidad del otro para levantarse y buscar sus propias soluciones. Supongo que debe ser duro mirar al espejo y ver cómo la imagen que devuelve es la poca voluntad que hay de elegir cambiar nuestra vida, cuando nunca es tarde para recuperarla.
A un empático a veces, le cuesta resistir sus ganas de ayudar y no se da cuenta de que no le está haciendo un favor ayudando. Si al dar oportunidad ve que no cambia su patrón, significa que darle agua solo frena o anestesia temporalmente su caída y que justo lo que necesita esa persona, es tocar fondo para despertar y responsabilizarse de reparar sus propios pozos secos o sus propios demonios. Al final no podemos estar evitando a toda costa lo que está destinado a ser.
Creo que hoy es una entrada de redención por todas esas veces que me sentí mal por no ayudar a las personas que amo. No porque crea que sean pozos sin fondo ni mucho menos, sino porque creo que me enseñaron algo muy importante y era que no ayudar también era otra forma de ayuda. Solo con el tiempo me agradecerán que dejara de darles agua o luz porque solo en la más oscura pupa puede un gusano transformarse en mariposa… ¿Esto como lo sé? Pues porque ya hay muchas personas de las que me siento realmente orgullosa de cómo están sacando a relucir su mejor versión gracias a esa ‘no ayuda’.
Supongo que el mensaje que custodio de corazón al no ayudar algunas veces es: «Confía tanto en ti como yo confío en tus capacidades para buscar soluciones. Quizás me gusten más o me gusten menos, pero no hay nada más brillante que observar cómo sacas tus dones a pasear. Puede que ahora no lo entiendas o que pienses que me da igual todo, pero quiero que comprendas que solo puedo darte herramientas u orientación. Cortarte el grifo quizás sea la única forma de que veas con tus propios ojos el poder que tienes y de cómo puedo amarte en libertad viendo cómo te conviertes en el/la prota de tu propia peli»
El poder movilizador de cerrar la llave de paso a veces… transforma y cuida.