Una frase que cambió mi vida de la serie Babylon 5 fue: «el observador afecta lo observado». Tu no puedes cambiar algo si antes no ha sido observado o tomado en conciencia. Estás en casa y de pronto te fijas en un rincón del que no te habías percatado antes y es entonces cuando decides hacer algo con ello y le pones un sillón para darle un toque especial. Si no te fijas, no lo ves (porque es invisible a tus ojos), ni decides hacer algo con ello.
Sin conciencia no puedes cambiar nada. Hace tiempo que me metí de pleno en un gran ejercicio de auto observación y no fue nada fácil, había tanta información que llegaba a mí… Me dolía hasta la cabeza. ¿Cómo podía ser que uno/a mismo/a tenga tanto que decir y que no nos demos cuenta? Con el tiempo, le di el lugar de intuición.
Desde fuera fue como decir… Cuánto ruido hay en la superficie que distrae y hace que mi cuerpo esté lleno de cosas que le sobran, que no se potencie por energías que lo anulan y lo frenen a moverse de lugar y que por esa ceguera no elija bien ni pueda darse lo mejor. Solo con límites se anula todo eso. O tuve frases tales como: ¿Por qué leches mi cuerpo sigue relacionándose con este tipo de relaciones si su mente no conecta para nada? ¿Un conformismo innecesario por su entorno inmediato y creencias limitantes de miedos que no la van a llevar a desarrollarse? ¡Fuera! Esa mente curiosa debe ir más allá y pienso llevar ese cuerpo a otro nivel.
Un despertar de conciencia suele darse en momentos potentes…Hay gente que no los tendrá nunca (eso debe respetarse), otros que solo tendrán uno en toda su vida y otros, tendrán varios…
Al final es un viaje por el que debía pasar y que agradezco a todo mi ser que sea así. Sin auto observación no puedo cambiar nada, ni ver el efecto que tiene mi propia observación en lo observado. En definitiva, no puedes cambiar un sistema o reprogramarlo, si no te fijas antes en cómo opera en ti y dónde está el fallo para mejorarlo. Esto se consigue concentrando toda la atención en un punto solo y eso… en este siglo… es una grandiosa oportunidad, pero no sin antes haber transitado la noche oscura del alma.