El día que un hombre entienda un no a la primera, me caso, porque pensaré: «¡Guau! ¡Qué capacidad intelectual más evolucionada tiene de unir la N y la O.» ¡Ojo! No lo digo con maldad ni quiero generalizar. Es puro cansancio. Te hace pensar que los rituales que tenemos no son tan diferentes al de los animales. Por ejemplo, el pavo real, a cierta distancia (utilizando el tanteo en nuestro caso), usa sus armas o sus plumas como manera de atraer a la hembra o de corroborar su interés y ella al final acepta o rechaza. Quizás al ser una persona tan directa me llega a cansar tanto trámite administrativo o tantos rodeos para ir del punto A al punto B cuando tienes claro que no hay nada que hacer.
No sé si es más agotador ver como un avión gira y gira alrededor tuyo como un satélite sin aterrizar sin saber lo que desea de las vueltas que da (donde acabas pensando que tiene poca seguridad para arriesgar o dar un paso) o haberle dicho que se vaya a otro aeropuerto y siga furulando innecesariamente en tu zona.
Supongo que es una cuestión de ego y justamente eso es algo que se tiene que trabajar muchísimo para amar de verdad, sino solo se queda en la observación de un baile de plumas fallido o de un documental para dormir.