Para mí es importante honrar siempre a mis ancestros y a mis predecesores, pues yo no sería lo que soy sin ellos. Creo que es bonito mirar atrás y valorar en tiempo presente todo lo que nos dan o nos han dado. Cada uno tendrá su madre, pero la mía me activó sin darse cuenta mi pasión por los libros. Quizás sea un hábito que en este siglo se está empezando a perder, pero cuando era peque, cada noche mi madre me leía un cuento. Supongo que en aquellos años, había más tiempo que ahora para eso. Menos mal.
A veces, se dormía leyéndomelo agotada tras un largo día de curro pero lo que más recuerdo es ver sus manos con dos anillos, sostener un libro y yo (que en ese momento no sabía leer), me maravillaba de cómo unos signos llamados letras podían albergar tantas historias y tantas aventuras. Creo que hay está la segunda pasión que también me activó: los viajes y el no miedo a la exploración. Supongo que por eso, cuando me enseñó también a nadar, nunca tuve miedo al agua, tenía fe en flotar. A día de hoy, lo aplico a muchos ámbitos de mi vida. A veces, siento que me ha dado herramientas que salen a la luz, cuando trasciendo retos que aparecen de manera inesperada. Supongo que me ha regalado lo más valioso que podía darme de ella misma: su llave maestra, una que es capaz de abrir y cerrar cualquier cosa.
Yo soy de las personas que no valoran los regalos materiales, no por ser desagradecida sino porque valoro otro tipo de cosas, ya que, con tener una madre como ella, no necesitaba nada más, pues cuando entendí que tenía la maestra exacta para aprender una serie de lecciones necesarias para mi evolución, no podía hacer otra cosa que dar las gracias.
Que bonito. Muchas gracias , me alegro saber que lo hice bien como madre y dar gracias por tener una hija como tu. Te quiero muchísimo ❤️❤️❤️
y yo!! Siempre juntas 🙂