Qué frase tan extraña. He dicho siempre que sí como una gilipollas, pero jamás la entendí. Quien quiera un título o un chip que se vaya al veterinario, yo no tengo ese afán, gracias. Me muero de asco cada vez que veo a personas estudiar cosas que no les gusta solo por tener un título de conde. Te pasas toda una vida de sacrificio, perdiéndote lo más importante: tu tiempo presente. Creo que una de las grandes elecciones de mi vida, fue estudiar bellas artes y lo volvería a hacer, porque me hice la siguiente pregunta: ¿si me muero mañana, quiero disfrutar cada segundo estudiando algo que me apasiona en un siglo y en un lugar geográfico donde no hay estabilidad laboral para nadie o quiero estudiar muerta de tristeza algo que puede que me de un puesto y me haga la persona más infeliz del planeta? Mi respuesta la tuve clara: un presente de felicidad no era negociable. Entonces en un momento dado mi límite fue el siguiente: o estudiaba lo que amaba o no estudiaba, porque si elegía estudiar desde el miedo a la inestabilidad podía haber elegido un camino fácil y vomitivo pero me negué a decidir desde el temor. Eso no iba a llevarme a buen puerto y en casos así es cuando el asco hace acto de presencia.
El asco qué poder tiene… Porque para ver caras de asco, no hace falta irse lejos. Veo a tanta gente vivir de «lo suyo» con tal nivel de frustración que… eso sí, es verdaderamente aterrador.
Yo ni quiero ni no quiero vivir de lo mío, yo simplemente, vivo y siempre, hay un momento clave de la vida de una persona, donde…te das cuenta de que no vives de lo tuyo, simplemente eliges vivir una vida más acorde a tus afinidades o menos. Si eliges afinarla quizás con el tiempo, pueda sonar como una bella melodía tocada con delicadeza de las dulces manos de una experta violinista pero si no la afinas, sonará como una guitarra a la que le falten cuerdas, que si que hará su papel pero sin pena ni gloria.
La gloria no es tanto la fama ni el éxito cara a los demás, sino las elecciones que haces en tu vida cada día para ir en concordancia con aquello que hace vibrar de verdad tu corazón.
¿Qué te da gloria entonces? Vivir sin más desde el amor.
Amada gloria que con tu poder me desarmas… gracias por romper todas mis creencias.