Hace unas décadas no había tanta complicación. Las cosas venían a su ritmo, solas. Ahora hay tanta presión y está todo tan controlado que te atosigan a que tengas que perder tu valioso tiempo en webs, en aburridos lugares, en el baile del pavo real y en la estúpida necesidad de conformarte con amores que son realmente inestables y efímeros. Bua, qué pereza y qué mala inversión.
No es falta de fe, es no forzar absolutamente nada, no pienso perseguir a nadie, simplemente dejo y permito atraer lo que de verdad merezca la pena, mientras disfruto de mi viaje en este planeta aprendiendo tanto de la compañía como de la soledad. Es tener claro que no estoy por la labor de tener amores con falta de fuelle, o viene fuerte o lo envío a la bancarrota. ¿Qué estamos en el siglo XIV? Me niego a cortejar a ningún rey, tengo otros asuntos que atender y no es falta de disponibilidad, ni miedo, ni leches en vinagre, es tener un verdadero amor entre manos. ¿Qué es? Un proyecto que me da justo lo que quiero en un siglo tan caótico, es decir: pasión, lealtad, estabilidad, compromiso a largo plazo, seguridad y evolución.
Yo no cazo mariposas (lo que me faltaba). Perdonadme por no tener ese complejo, porque entre manos no tengo un cazamariposas, sino las riendas de algo llamado vida propia.
¡Arre!
Olé y olé 👏
🙂 asias