Me encanta pasear a lo largo de las cuatro estaciones por una playa que hay cerca de mi casa, porque en cada temporada observas cambios significativos. El invierno trae algo que no dan las otras estaciones y es un olor a mar super potente, ya que en verano se camufla por múltiples factores, como la crema solar o el tabaco de los fumadores. Sé que ha llegado el invierno cuando a la playa llegan los nómadas o esas personas que viven en caravanas. El ambiente es muy curioso. Pero una de las grandes maravillas, son sus atardeceres…
Los cielos del invierno se llenan de rosadas, anaranjadas y violáceas tonalidades. Es embriagador ver las sombras de una bandada de pájaros volar por esos preciosos cielos. Qué colores, qué belleza y qué placer para la vista.
Pequeñas cosas maravillosas del día a día
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🙂