Admiro a esas personas que se aventuran en la maternidad o la paternidad. Considero que presenciar cómo miles de mamis o papis hacen uso de sus capacidades de gestión y de resolución de conflictos de forma diaria a un nivel tan acelerado es digno de ver. A veces tanta presión se escucha como una bolsa de palomitas de maíz rodando en el plato del microondas, pero no. Se resuelve de la mejor forma que se puede.
Sin embargo, hay cosas que me sorprenden. No te haces una idea de la cantidad de veces que escucho la misma frase en padres o madres que no se conocen de nada y acabo pensando que hay la misma necesidad: autocuidado.
¿De qué frases te hablo?
«Me llamarán egoísta, pero necesito tiempo para mí.»
«Me llamarán egoísta pero desde que tengo hijas mi tiempo ha cambiado y necesito estar sola aunque sea para darme una ducha.»
«Me llamarán egoísta, pero tuve que pedir a mis padres que estuvieran un rato con mis hijos para estar con amigas.»
A mí me gustaría preguntar: ¿por qué se usa el ‘egoísmo’ como latigazo o como culpa? ¿Qué tiene de malo autorregalarse tiempo?
Decidir ser madre o padre no significa dejar de autocuidarse. Los tiempos cambian sí, pero no implica elijo esto y renuncio a lo otro. La responsabilidad de hacerse cargo de uno mismo está presente toda la vida. Aunque sean 10 minutos hace falta sacarlos. No solo por los primeros años de crianza (que no son nada fáciles) sino porque es necesario autorregularse por el bienestar del retoño (ya que son esponjas que absorben todo lo que pasa a su alrededor, incluso la emoción de sus padres). Autorregularse no es un acto egoísta, es un acto de amor tanto para las emociones de los propios padres como para las de su retoño. En definitiva, el cuidado del cuidador es un tema que no debe obviarse…
¿Cuánto autocuidado te das? ¿Qué tiene que tanto te gusta? ¿Cómo lo describirías? Ahí te lo dejo caer.
¡¡Ya estamos de finde!!