Recibir un simple pedido puede convertirse en algo realmente peculiar. Pasan cosas fuera de lo común. No estoy hablando de nada paranormal, supongo que la orientación y la resolución son factores determinantes en su labor. El caso es que rallan mi lógica.
Voy a comentar tres situaciones (quizás a ti te haya pasado alguna de estas):
- En el pedido ya pongo con exactitud el día que deseo que llegue (para estar en casa). Se pasan la fecha por el pito del sereno y, o llegan antes o después estando (obviamente) ausente en casa. Dejando el pedido a la deriva con la tarea de adivinar si se lo ha dejado a un vecino, al panadero o a la escuela del barrio.
- Encontrándome en casa, me llama el repartidor que está en la puerta de mi casa y no le abro. Es gracioso abrir la puerta y que no haya nadie. Luego te dice que se encuentra en la calle que le diste, pero de otro pueblo y que en veinte minutos llega a tu dirección real. Acabas pensando: «o algunos repartidores no saben leer las direcciones o se pierden más que una brújula sin norte».
- Entiendo que van con prisas, que sus tiempos deben ser realmente apurados, pero en ocasiones me llego a impresionar cuando me han dejado un paquete en el balcón convirtiéndolo en una canasta. Menos mal que hay paquetes que no llevan vidrio, sino llegarían hechos pedazos.
Con cosas del día a día, te deseo un gran fin de semana. 😊