Cuántos refranes tenemos… Este siempre me lo han dicho para animarme a intentar algo. Sin embargo, no fui consciente de su significado hasta que vi que hay personas que comen, almuerzan, meriendan, cenan y toman resopón. Cuántas personas viven del morro… y ojo, eso está muy bien, pero a veces, las tienes que frenar porque acaban comiéndose tu tiempo y regalándoselo a ellos mismos.
En esta existencia siempre tenemos tareas o labores. Lo que me llama la atención es la facilidad que se puede tener para no hacerse cargo de ellas y delegarlas en otros. En momentos así, es necesario tener claro o recordarles que a no ser que tenga un problema de fuerza mayor para ayudarlos, tú tienes tus responsabilidades y esa persona las suyas o tú tienes tu turno y el otro el suyo.
Un ejemplo sería la consulta médica. Ahora me río, pero cuántas veces, estás esperando entrar a tu médico y una señora con la excusa de «voy a preguntar una cosa solo…», se cuela. Por mucho que te puedan llamar antipática, o que no te enfades, los límites son necesarios para desestabilizar la cara dura de aquellos que viven así y deciden ser irresponsables de sus propios quehaceres o de la lista de espera preestablecida.