Sé tan feliz que cuando llegue el último día de tu vida sientas satisfacción por cada minuto vivido. Sé tan feliz que puedas pensar en las veces que has defendido a capa y a espada tus ideales por encima de todo. Sé feliz con lo más insignificante, con tenerlo todo, hasta con tener absolutamente nada. Cada persona al fin y al cabo te contará su experiencia desde su prisma pero TÚ y solo TÚ serás el prota de tu cuento.
Lo más valioso de nuestro tiempo son sus capítulos pues será la historia más importante que vayamos a contarnos a nosotros mismos. El mundo pierde demasiada emoción en el y si… y quisiera, sin mover un solo dedo. Las cosas son como son y tú decides que hacer con ello, si aceptarlo tal cual aprendiendo algo de ello o mover el culo y salir de la zona de confort aunque te mueras de miedo.
Ser feliz no es una decisión sencilla porque lo más difícil no es poner límites a los demás sino a ti, ya que una vez lo hagas tanto las resistencias de todo lo aprendido en tu interior como las de tu entorno, aflorarán. Pero eso también será un gran aprendizaje pues te hará aprender a sostener. La felicidad no permanece si no se sostiene y se reconduce, la tristeza tampoco permanece si se sostiene y no se le da su lugar. El foco de atención será prioritario para esa gran capacidad de SOSTENER y DECIDIR cada día la verdadera felicidad.
Sostener creo que ha marcado un antes y un después, porque tardé tiempo en ver que no solo era capaz de sostener la perseverancia en mis proyectos sino que podía sostener cualquier cosa a bien y a mal, y que por ello debía aprender a elegir muy bien qué quería sostener.