No me digas que nada, porque alguna anécdota debe tener. Hay colgantes que protegen historias más largas y otras con menor intensidad, pero en general, tienen:
- Titanic. Cuando era pequeña era fan del collar de Rose. Ella se pasó la película narrando su viaje a bordo del buque de los sueños, sin saber que su dibujo acabaría en el fondo del mar igual que su gran amor, Jack. De los dos, ella sería la única superviviente y la guardiana de su collar (El Corazón del Mar) y de su historia.
- El señor de los anillos. Pobre Frodo, llevó el peso del destino en su cuello hasta tal punto que acabó perdiendo un dedo en el monte del Destino.
- Cruella de Vil. Se acerca sin saberlo a su verdadera madre por robar el collar que se suponía que era de su madre adoptiva y fue capaz de secuestrar a los perros de la baronesa con tal de recuperarlo.¡Qué simbolismo y qué poder de movimiento puede generar un collar!
- Avatar. Se usa el collar como medio para cantar y recordar a aquellos que echamos de menos y ya no están. ¡Qué bonita forma de honrar a los que amamos!
Tu collar, no es solo un color, ni una forma, ni un simple objeto, es sin pretenderlo un cofre que camina a tu lado y acaba custodiando y albergando momentos y personas que de alguna manera te han marcado y han hecho vibrar tu corazón: el viaje donde te pidieron matrimonio, el nacimiento de tus hijos, el día que conociste a una de tus mejores amigas, el momento en el que te enteraste de…
Yo tengo un collar que más que por su historia, lo que me hace gracia es su regreso. ¿Qué quiero decir? A veces parece que el colgante tenga vida propia y no desee desprenderse de la persona que lo porta. En mi caso, es un collar que he perdido por lo menos cuatro veces en diferentes circunstancias y en diferentes sitios y siempre, ha vuelto a mí.
¡Qué sensación de fortuna más placentera produce encontrar aquello que creías perdido!